1. Cuando las lesiones golpean — Hasta los campeones deben detenerse
A finales de 2024, el jinete suizo de salto Steve Guerdat miraba con optimismo prudente hacia la nueva temporada. Recién operado del menisco, se preparaba con paciencia para regresar en primavera.
Pero entonces llegó un giro doloroso: una hernia discal comprimió sus nervios, lo que requirió una segunda cirugía en la misma zona de la espalda. Su temporada terminó antes de comenzar.
No solo se perdió la Final de la Copa del Mundo FEI 2025 en su país natal, sino que también tuvo que retirarse del Gran Premio Rolex en The Dutch Masters, dos de los eventos más prestigiosos en su agenda.
“Tenía muchas ganas de competir”, compartió Steve. “Especialmente en la Final de la Copa del Mundo, en casa. Pero la realidad me alcanzó más rápido que mis sueños.”
2. Elegir parar — Una lección sobre los límites
Fue la segunda operación de Steve en la misma zona de la espalda. Sus médicos fueron claros: esta recuperación sería más larga, más dura y mucho más incierta que la anterior.
Le recomendaron parar por completo—sin presiones, sin atajos. Si no se manejaba con cuidado, incluso las actividades cotidianas podrían volverse difíciles, mucho más aún montar a alto nivel.
“Me dijeron que debía prepararme para una recuperación larga”, contó Steve. “Y los médicos fueron sinceros—la curación de los nervios es impredecible. No hay garantía de que recupere totalmente la sensibilidad en la pierna. Pero trabajo en ello, cada día.”
En lugar de apresurar el regreso, tomó una decisión poco común pero sabia para un atleta de élite: enfocarse completamente en su recuperación, fortalecerse poco a poco y con conciencia.
3. El primer regreso — Una prueba silenciosa en Italia
Tras meses de fisioterapia y preparación mental, Steve regresó discretamente a la pista a finales de mayo, en la competencia CSI4* en Gorla Minore, Italia.
No buscó brillar de inmediato. Prefirió un evento moderado para recuperar el ritmo, probando diferentes caballos y reconectando con su intuición.
En el Gran Premio de 1.55 m, hizo pareja con Albfürhrens Iashin Sitte, un caballo sin grandes titulares. Aun así, demostraron gran solidez. Llegaron al desempate y, aunque un error de 4 puntos los dejó fuera del podio, terminaron quintos—un resultado firme que devolvió la confianza.
“No es el caballo más vistoso”, dijo Steve. “Y todavía no ha ganado mucho. Pero es tranquilo, trabajador y confiable. Disfruto mucho trabajar con él.”
No fue un regreso triunfal, pero sí un paso importante para volver a la silla.
4. Volver a vestir el rojo y blanco — Un orgulloso regreso al equipo nacional
Días después, el impulso de Steve continuó creciendo. En la Land Rover Discovery Nations Cup™ de Suiza, volvió a la competencia internacional—esta vez representando al equipo nacional.
Montando a su fiel compañera Dynamix de Belhême, firmó dos recorridos limpios que ayudaron a asegurar la victoria del equipo suizo. Fue su primera aparición con la selección desde la operación, y un momento simbólico en su proceso de recuperación.
“Volver a usar la chaqueta suiza y competir por mi país significó muchísimo para mí”, reflexionó.
5. La filosofía de un jinete — El amor no basta sin salud
Aunque ha vuelto a competir, Steve se mantiene realista: aún no ha recuperado completamente la sensibilidad en su pierna derecha. El daño nervioso persiste, y su evolución es incierta.
“Los médicos no saben si volveré a sentir por completo. Pero estoy haciendo todo lo que puedo”, afirma. “Mientras pueda seguir montando, ya me siento ganador.”
Más importante aún, la lesión cambió su forma de ver la vida. Para un jinete con medallas olímpicas y triunfos mundiales, esta experiencia le recordó algo más profundo: que ser fuerte también significa cuidar el cuerpo, confiar en el equipo y respetar los tiempos.
“El dolor y el miedo me enseñaron que, por mucho que ame este deporte, si falta la salud, no hay nada más que importe. La vida me ha dado tanto, y nunca lo olvido.”
Epílogo: Un regreso silencioso dice más que un trofeo
Steve Guerdat no regresó con una gran victoria ni con un anuncio ruidoso. Eligió avanzar despacio, mantener los pies en la tierra y dejar que cada competencia marcara su nuevo ritmo.
Esta vez, no perseguía medallas—buscaba longevidad, conexión y el simple placer de montar de nuevo.
Y a veces, ese tipo de regreso habla más alto que cualquier podio.
